Cada artista de su especialidad requiere de sus propios
instrumentos; todo su cuerpo es el que en determinado momento toma vida y se
refleja en su obra para hacer comunicada a los demás. Mientras más vivencias
auténticas tenga el artista, mayor será la intensidad y productividad de la
expresión: sin restar importancia a la técnica adquirida, por el contrario,
será la técnica la que lleve al máximo la intensidad de la expresión, siempre
que ésta sea el producto del movimiento libre, espontáneo de la sensibilidad
personal. La técnica al igual que los segmentos del cuerpo, la música, la
naturaleza, ser'na un instrumento de la imagen que pueda ser proyectada a
través de la expresión general llena de contenido y creatividad.
La creatividad es algo que no se disfruta en el mismo
momento de la acción que no está vedada a nadie, que todos poseen y que ha sido
llevada a un segundo plano por la misma sociedad de consumo, la cual ha sabido
manipular la inactividad del hombre.
Puede decirse que la expresión corporal es la combinación de
los estímulos que despiertan en el hombre el sentimiento de la utilización del
intelecto y la voluntad, disponiendo del tiempo y el espacio.
La presencia corporal en el mundo está articulada
interiormente entre el sentir y el moverse, en la expresión corporal, esa
presencia corporal en el mundo determina sus formas de existencia en la
elaboración de movimientos expresivos. Por consiguiente, el movimiento
expresivo es la forma que toma el cuerpo existiendo.
La expresión corporal se propone rellenar el hiato existente
en el cuerpo entre yo y el mundo, entre yo y el otro, devolviéndole su unidad
dignificante. Pero me devuelve también a mi propia finalidad y a mi compromiso
cotidiano en el mundo.
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